Pedro Espinosa, un joven murciano de 30 años, ingeniero industrial y creador de la franquicia de yogures helados Llaollao supo escoger el producto adecuado en el momento preciso. Su lanzamiento en junio de 2009 y la motivación de Pedro hicieron que su empresa fuera un auténtico boom.
La historia comenzó cuando Pedro dejó su empleo en British Petroleum y decidió montar su propio negocio: una heladería especializada en yogur helado. Este joven viajaba hacia Benidorm, donde iba a hacer la presentación y firma del alquiler de un local para su primera tienda de yogur helado. No se sabe si por casualidad o lo quiso así el destino, el conductor tomó un desvío hacia Denia por equivocación y Pedro se preguntó: ¿Y por qué no empezar por Denia? Gracias a ese momento, el futuro de Llallao cambiaría por completo y encontraría su primer local que además cumplía con todas las expectativas del joven.
La apuesta fue arriesgada, pero no hubiera sido lo mismo de haber empezado por Benidorm, pues el negocio tuvo una proyección de cara a Valencia,Madrid e Ibiza que permitió que al año siguiente tuviera nuevas franquicias.
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